El tiempo que pasa con forma de guitarra,
la luna que observa.
Lo que tenemos que decir...
¿pero lo que decimos podemos bancarlo con el cuerpo?
El y ella, dudan y piensan...
descubren, se miran, y cuando por fin se ven,
crecen y desvanecen,
dejan de existir.
Y así, se compone este mundo,
de desvanecimientos y de inexistencias.
Porque no existirá hasta tanto transite
por los caminos de la liberación.
Uno, dos, tres... y se tiró,
sintiendo como la velocidad de la caída le tajeaba la cara,
de la llegada le curaba las heridas.