La seguridad en el hombre,
el equilibrio justo,
diplomáticamente correcto,
pisar donde el pisa,
no vaya a ser, que por andar
distraído como pasguato,
metas el pie en el barro.
Vanos intentos por desencajarlo,
ya llegará.
Mientras tanto,
nos apoyamos en él,
en su oído,
seguros de no caernos.
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